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Tuesday, June 06, 2006

- METROID PRIME 2: ECHOES -


Esta vez Samus tiene la misión de localizar y rescatar a un grupo de policías con los que se ha perdido la comunicación varios días atrás. Se trata del Equipo Bravo, que persiguió una nave pirata hasta el planeta Éter, en el cual se registraban extraños cambios en su superficie: a veces tenía un color claro dando la sensación de ser un planeta tranquilo, y otras se teñía de morado oscuro pareciendo un planeta inhóspito.

Al adentrarse en la inestable atmósfera, un rayo impactó contra la nave de Samus y no pudo evitar un aterrizaje forzoso. Aunque la nave contaba con un mecanismo de auto reparado, los ajustes llevarían un tiempo por lo que Samus estaba momentáneamente atrapada en Éter. Ya en tierra, se dispuso a buscar a los Policías, encontrándose a su paso un complejo entramado de túneles con algunas medidas de seguridad, con lo que no podían estar demasiado lejos. Pero no tardó mucho en encontrar los primeros cadáveres. Con la esperanza de averiguar la causa de aquel exterminio, fue recopilando los diarios de la misión de cada uno de los efectivos del equipo Bravo. Aparentemente, la causa del exterminio del las tropas fue una oleada de Esquirlas, una especie arácnida autóctona de Éter. Sin embargo estos seres, aunque violentos, carecían de la capacidad de organización como para realizar un ataque de semejante magnitud. Había algo extraño en todo aquello.

De repente, una materia oscura invadió los cuerpos sin vida de los Policías, y acto seguido se levantaron atacando a Samus. Algo asustada y sorprendida, los redujo y siguió su camino para encontrar la nave del Equipo Bravo.

En una de las periferias del lugar, Samus se encontró con un ser absorviendo Phazon que se le parecía mucho: el mutágeno también se encontraba en Éter. Lo siguió hasta el interior de un portal dimensional, para acabar llegando a un tenebroso e inhóspito lugar. No le dió tiempo a reaccionar antes de que su clon se percartara de su presencia y le disparara, rompiendo un cristal que había a su lado que parecía el centro de una gran burbuja. Al romperse, esta burbuja fue decreciendo poco a poco. Repentinamente, comenzaron a reunirse unas criaturas de siniestra apariencia que parecían tramar algo. Comenzaron a arrinconar a Samus hasta que ésta no tenía ninguna posibilidad de escapar y atacaron todos a la vez. Aunque la cazadora consiguió huir por el portal, el brutal ataque dañó su traje y gran parte de sus habilidades fueron robadas. Era un importante contratiempo, pero no podía dejar a un lado su misión.

Finalmente consiguió enterarse de lo que había ocurrido a través de un diario de la misión que lo explicaba todo: tras derribar a la nave pirata, la nave del Equipo Bravo la siguió hasta Éter aunque también fue derribada por un rayo producto de la tremenda tormenta eléctrica que azotaba el planeta. Tras el aterrizaje de emergencia y desplegar el campamento, fueron atacados por una horda de Esquirlas muy violentas. A pesar de la resistencia opuesta por el equipo de elite, nadie sobrevivió.

Tras hacer este descubrimiento, aparecieron cuatro ejemplares de este tipo extraño de Esquirlas. Samus comprobó que eran mucho más resistentes, agresivos e inteligentes que las Esquirlas comunes. El escáner las denominó Esquirlas oscuras y a pesar de su fuerza inusitada acabaron por ceder ante los disparos de la cazadora, que decidió investigar la procedencia de aquellos seres. No tardó en encontrar una construcción alienígena que sería obra posiblemente alguna especie que colonizó el planeta. Para poder entrar en el edificio utilizó una especie de cañón que la lanzó en forma de Morfosfera; posiblemente se trataría de algún sistema de reabastecimiento de munición.

Una vez dentro de lo que parecía ser un templo, la caza recompensas se vio encerrada en una especie de campo de fuerza donde nuevamente fue atacada por Esquirlas Oscuras. Cuando acabó con ellas, apareció una Esquirla mucho mayor, la Esquirla Alpha. Tras unas cuantas ráfagas de disparos, la materia negra que resucitó a los cadáveres de los miembros del equipo Bravo volvió a aparecer y se introdujo en la Esquirla Alpha, dando como resultado la Esquirla Alpha Oscura, mucho más fuerte que la normal. Samus consiguió acabar con ella y el campo de fuerza se disolvió. El monstruo dejó al morir un dispositivo desconocido que Samus recogió.

El único pasillo que no estaba bloqueado se dirigía al piso superior. Allí se encuentra a un alienígena de pacífica apariencia que se pone en contacto con ella mediante telepatía. El extraterrestre afirma llamarse U-Mos, ser un Luminario y cuenta la dramática historia de su raza:

Los Luminarios eran una raza de nómadas espaciales que colonizaron varios planetas buscando su hábitat ideal, hasta que creyeron encontrarlo en Éter. El planeta era rico en recursos naturales y contaba con unos parajes bellísimos, de manera que los Luminarios decidieron establecerse. Todo les iba bien hasta que un meteorito de grandes proporciones colisionó con Éter provocando un gran cataclismo. Pero lo peor estaba por llegar. El meteoro contenía en su interior una enorme cantidad de Phazon, que en vez de provocar mutaciones en fauna y flora como en Tallon IV, creó una dimensión alternativa, el Éter Oscuro. En ella aparecieron los Oscuros, unos seres sin raciocinio cuya única ambición era hacer prevalecer la dimensión oscura sobre la normal. Se inició una guerra entre ambas especies, en las que ambas tenían prácticamente las mismas armas: los Luminarios no podían sobrevivir en la atmósfera tóxica de Éter Oscuro y viceversa, aunque los Oscuros podían merodear por Éter en forma "líquida" para poseer a criaturas, y los Luminarios habían depositado cristales por todo Éter Oscuro que creaban zonas seguras. La guerra siguió hasta que los Luminarios quedaron al borde de la extinción. Desesperados, inventaron unas máquinas que extraían energía del núcleo del planeta, a las que denominaron Acumuladores de Energía, de manera que si conseguían extraerla toda el Éter oscuro pasaría a ser un mal sueño. Sin embargo, no contaban con que en la dimensión oscura había una réplica robada de estas máquinas y que con ellas los Oscuros consiguieron extraer casi toda la energía del núcleo. Había cuatro acumuladores de energía en cada una de las dos dimensiones y U-Mos era el guardián del último activo en el Éter luminoso. La dimensión "luminosa" de Éter estaba apunto de desaparecer.

U-Mos no dudó en pedir ayuda a Samus, quién aceptó la misión sin dudarlo. Ella había recogido de la Esquirla Alpha Oscura el Controlador de Energía, un dispositivo que recogería la energía de cada Acumulador oscuro para poder transportarla al Éter de Luz. Los acumuladores oscuros estaban cerrados por tres llaves cada uno, lo que complicaba seriamente su empresa. Para ayudarla, el Luminario puso a su disposición datos del lenguaje de su raza, para que pudiera descifrar las claves que bloquean algunas zonas y así poder acceder a ella.

Aun así, Samus estaba en desventaja en su lucha contra los Oscuros, ya que estos habían robado la mayoría de las habilidades de su Traje. También en este lugar entontró laboratorios de Piratas Espaciales, que se habían enterado de que en Éter Oscuro había Phazon. Construyeron una máquina que abría portales hacía la dimensión oscura para extraer el Phazon y mutar a algunos Metroides que habían trasladado a Éter.

Su primer gran enemigo utilizó las Bombas de Morfosfera contra ella, aunque no supuso un gran problema y cayó en poco tiempo. Al morir, el monstruo dejó tras de sí la habilidad, que fue recuperada por Samus. Esta sólo era una de muchas ocasiones en las que tendría que derrotar a alguna criatura para recuperar sus habilidades robadas.

Otro problema al que Samus se enfrentaba era el de la atmósfera tóxica de Éter Oscuro, en la que ella duraba muy poco. Así tuvo que enfrentarse al guardián del Acumulador de Agón, un horrible monstruo llamado Amorbis que estaba formado por tres gusanos gigantes, con la sóla ayuda de tres cristales donde resguardarse. Al acabar con él, consiguió en Traje Oscuro, que le permitía estar un tiempo mucho mayor en Éter Oscuro sin recibir tanto daño.

De esta forma, recorrió las otras dos zonas, las Ciénagas y la Fortaleza, recuperando habilidades y transportando la energía del lado Oscuro al lado de Luz. Cuando las tres principales zonas ya estaban recuperadas, sólo faltaba la más importante, la mismísima réplica oscura del Gran Templo donde estaba U-Mos, en el cual moraba el más temible y peligroso de la raza de Oscuros. Para entrar necesitaba nueve llaves, que estaban desperdigadas por todo Éter Oscuro. U-Mos decidió entonces otorgarle un traje bendecido con la misma luz de Éter, el Traje de Luz, con el que la atmósfera del lado Oscuro ya no le era dañina. Sin duda, la amistad que unía a los Luminarios con los Chozo hicieron que compartieran sus tecnologías.

Cuando consiguió las nueve llaves, se dispuso a entrar a la réplica oscura del Gran Templo. Al hacerlo, unos enormes tentáculos recogieron la energía del acumulador y se la llevaron. Samus estaba a punto de luchar contra un fortísimo enemigo.

Samus llegó a una gran habitación circundada por Phazon y donde se encontraba en el centro la energía. Cuando se acercó, el Jefe de la Horda apareció de nuevo. Haciendo gala de sus imponentes tentáculos y horrible apariencia, absorbió la energía, y sólo destruirlo permitiría a Samus conseguir su objetivo. La cazadora lo dañó tanto que obligó al monstruo a entrar en un estado de crisálida, lo que Samus aprovechó para seguir debilitándolo, hasta que apareció la mutación final del Jefe de la Horda, una versión gigantesta de los Oscuros normales, mucho más poderoso y aterrador. Nada pudo hacer contra Samus, que usó toda su artillería pesada y logró obtener la energía que faltaba para Éter. Pero en ese momento, la dimensión oscura se volvió inestable y desaparecería de un momento a otro, así que había que huir rápidament.

Cuando se disponía a buscar un portal para volver a la dimensión original, una pared de Phazon recubrió la salida de la habitación. Samus sentía una presencia detrás suya, se dió la vuelta y ahí estaba su clon maligno, Samus Oscura, con la que ya se había encontrado varias veces antes durante su misión en Éter. No quedaba más remedio que luchar y vencer antes de que toda la dimensión oscura se replegara sobre sí misma. Samus Oscura hizo gala de sus mejores armas, desde un Rayo de Phazon hasta volverse invisible a simple vista. Pero una réplica nunca mejora al original, y esta no fue una excepción. Samus derrotó a su clon, y éste en sus últimos alientos se desintegraba ante la mirada atónita de la cazadora.

Pero los problemas no acabaron aquí. De entre las sombras salieron varios Oscuros, que estaban dispuesto a acabar con Samus de una vez por todas. Pero cuando ella se sentí más acorralada, hubo una explosión en una pared, dejando al descubierto un portal. Rápidamente, dio un gran salto y activó el portal mientras corría hacia él. Pudo escapar sana y salva.

Con Éter Oscuro ya destruído, Samus había cumplido su cometido. Con los Luminarios agradeciendole todo su esfuerzo, dejó Éter en su recién reparada nave.

Pero poco después de su ida, algo ocurría en las proximidades de la atmósfera de Éter. Samus Oscura, el Metroid Prime mutado con el antiguo Traje Phazon de Samus, se regeneraba lentamente...

P.D. Esta información fue obtenida de la página http://www.n-retro.com/ y ha sido utilizada sin animo de lucro...

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